En estos días hemos hablado en las asambleas sobre la solidaridad con aquellos que no tienen la suerte de tener todas las cosas que nosotros tenemos. Para comprender mejor la importancia de compartir y ayudar a los demás, hemos acudido a la capilla el jueves pasado, donde hemos visto un cuento llamado «El viejo árbol» que nos hablaba de ello.
Allí, todos juntos, hemos cantado y rezado a Jesús para así darle gracias por ser tan afortunados y pedirle por aquellos que sufren hambre y necesidades.